lunes, 2 de julio de 2012

Nutrición consciente: alimentación natural vs. comida basura


Hoy os vuelvo a traer un artículo en el que he colaborado sobre alimentación consciente. Ha sido publicado en la revista +ciencia y hace referencia a los temas tratados en el congreso de alimentación consciente celebrado el fin de semana pasado en Elche por la Fundación Ecotopía.
Quiero aprovechar para dar las gracias a la organización del congreso por invitarme y a los ponentes y asistentes por el fin de semana tan agradable que hemos pasado.


Nutrición consciente: alimentación natural vs. comida basura
Cecilia Scianca


Hipócrates, padre de la medicina preventiva, decía por el siglo V a.C.: “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”. Muchos son los trastornos que sufre el organismo consecuencia de una mala alimentación: diabetes, colesterol, hipertensión, cansancio, trastornos cardiovasculares y psicológicos, enfermedades autoinmunes y un largo etcétera. La falta de nutrientes en la dieta diaria actual, producto del estrés y la falta de tiempo en la dedicación de la elección de las comidaspuede pasar factura al metabolismo. Actualmente, los alimentos congelados, procesados, pre-cocinados o los conocidos comocomida basura forman parte del dietario español. Sin embargo, en estos últimos años, una oleada de nuevos comedores está acaparando todas las miradas, tanto de médicos como de pacientes. La nutrición consciente es una forma de vida frente a los alimentos saturados, con grasa e intoxicados por productos químicos.
Algunas de estas tendencias pretenden ser terapéuticas ya que utilizan la alimentación como fuente de salud y medio de sanación de casi todas las enfermedades, incluida aquellas tan invasivas como el cáncer. Otras, sólo son la inclinación por una forma de comer ética, sana y natural.
El informe Dieta, nutrición y prevención de actividades crónicas llevado a cabo por una consulta mixta de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la alimentación (FAO) revela que el 59% de los 56,5 millones de fallecimientos registrados en el 2001 se debieron a enfermedades crónicas causadas por una dieta inadecuada y la falta de ejercicio físico. No obstante, las predicciones no son nada buenas: para 2030 se prevé que el cáncer aumente en un 75% a raíz de los malos hábitos consumistas, entre ellos la mala alimentación. “Todos estos datos son muy reveladores. Se ha demostrado que las personas que siguen una dieta rica en azúcares, alimentos refinados, grasas trans, lácteos y carne tienen más riesgo de padecer cáncer de cualquier tipo que aquellas que basan su dieta en productos integrales, frutas y verduras”, afirma la doctora Odile Fernández.
Esta especialista en tratamientos alimenticios para el cáncer dará una charla informativa sobre estos aspectos en un Congreso que se celebrará los días 30 de julio y 1 de julio en Elche, a cargo de la Fundación ECOTOPIA y BIOEX SL , cuyo tema principal serán las nuevas tendencias terapéuticas que utilizan la alimentación como fuente de salud y medio de sanación de diferentes enfermedades.


Fernández es una voz muy escuchada en este ámbito ya que, hace dos años, le diagnosticaron cáncer de ovario con múltiples metástasis que logró superar equilibrando su tratamiento médico con diversas pautas nutricionales. Tiene un blog de mucho éxito donde expone información, recetas, estudios, entrevistas… todo lo que a ella le ayudó a superar el cáncer, incluido un libro propio, ligado todo al aspecto alimentario. “Nuestra dieta debe basarse en alimentos llenos de antioxidantes que son los encargados de eliminar los cancerígenos radicales libres”, propone la doctora Fernández. Los radicales libres son sustancias dañinas resultantes del metabolismo celular, que se producen por una dieta rica en aditivos y pesticidas, ingesta excesiva de medicamentos, exposición a contaminantes ambientales, etc. Y, por el contrario, desaconseja “el azúcar, las grasas y las harinas porque van a producir inflamación e inflamación es igual a cáncer”.


Curarse en salud…comiendo

Especificando las diferentes corrientes alimenticias contrarias al modelo y cultura de la comida rápida, se pueden diferenciar varias: el vegetarianismo (ovovegetariano, apivegetariano, lactovegetariano), el veganismo o crudiveganismo, la comida macrobiótica o la basada en el ayurveda, entre otras.

Los alimentos que se cocinen a una temperatura superior a 47ºC y durante más de 20 minutos tienen como respuesta la degradación de sus nutrientes (se pierde el 80%) y la destrucción de las enzimas lo que hace que, prácticamente, desaparezcan todas sus propiedades saludables. Esto es lo que quieren evitar quienes optar por el crudiveganismo o la raw-food. Durante la cocción, no se mejora el estado nutricional de la comida sino que se pierden las proteínas o su digestión se dificulta y se reduce la actividad vitamínica. La comida cocinada hace que las glándulas endocrinas trabajen más de lo deseado y, por consiguiente, se inflamen los órganos digestivos.

Megumi Saananda, chef crudivegana, explica que “las bases nutricionales de este tipo de alimentación están fijadas en los micronutrientes, es decir, fitonutrientes, vitaminas, fitoquímicos, minerales, el campo electromagnético de los alimentos y la ausencia de pesticidadas y químicos frente a los macronutrientes más conocidos (hidratos de carbono, proteínas y grasas)”. Estas cuestiones estarán reflejadas en el tiempo que el organismo gana cuando no tiene que sobre-digerir los alimentos cocinados. Un tiempo que se gana para sanar otros procesos internos. Como chef recomienda la variedad en la dieta: “Lo importante es ir incorporando los alimentos poco a poco y estar pendiente de los síntomas de nuestro cuerpo. Se puede empezar con batidos o zumos, alimentos sin gluten o verduras al vapor”.


Entre los motivos ecológicos y los puramente médicos se debate uno de los movimientos nutricionales más seguido a nivel mundial: el vegetarianismo. Este término que significa ‘completo, sano, fresco o vivaz’ implica un “equilibrado sentido filosófico y moral de la vida, que va mucho más allá de una dieta sin carne ni derivados de animales”, sostiene Manuel Alfredo Martí, fundador y presidente de la Unión Vegetariana de Latinoamérica, añadiendo que su primer objetivo es “evitar el sufrimiento, la crueldad y la muerte de éstos, innecesario para nuestra alimentación”.

Las contradicciones más importantes de estos estilos de alimentación son la pérdida de peso y la falta de todos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo. La más común de estas carencias suele ser la de la vitamina B12 que se encuentra en la carne animal, en el pescado o los lácteos. Otro de los nutrientes fundamentales son las proteínas. “Los aminoácidos esenciales son básicos para el mantenimiento del organismo”, afirma la nutricionista alicantina Marta Domínguez y recomienda reemplazar aquellos alimentos que los tienen por productos que sí puedan comer los vegetarianos “combinando legumbres (ricas en lisina) con cereales (ricos en metionina) o con frutos oleaginosos y semillas (ricos en metionina)”. El déficit de calcio también es importante y se puede compensar con las verduras verdes.

Las distintas alimentaciones basadas en la macrobiótica o el ayurveda sin dietas más filosóficas y que siguen un modelo de vida en equilibrio con la naturaleza y el bienestar. La nutrición consciente también toma aspectos de la psicología ya que cualquier tipo de consumo de alimentos tiene su arraigo en los aspectos sociales, culturas y emocionales.

Si bien las distintas formas de comer mencionadas anteriormente constituyen una buena alternativa a la cultura de la comida basura, no se debe crear una religión de estas tendencias como suele pasar con otras dietas. Como recuerda la doctora Dominguez, “hay que ser equilibrados y tener en cuenta que la salud debe ser cuidada en todos los aspectos, especialmente en el de la ingesta de alimentos”, hay que elegir los productos que mejor nos convengan y no aferrarse a las modas.