Un vaso al día de zumo de pomelo permite a los pacientes reducir la dosis de un medicamento contra el cáncer, y obtener los mismos beneficios, de acuerdo con un nuevo ensayo clínico llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Chicago, y publicado en 'Clinical Cancer Research'. La combinación podría ayudar a los pacientes a evitar los efectos secundarios asociados con las altas dosis de la droga, y reducir el costo de la medicación.
Los autores estudiaron los efectos que los alimentos pueden tener sobre la absorción y eliminación de los fármacos utilizados para el tratamiento del cáncer, y descubrieron que la ingesta de 237 mililitros al día de zumo de pomelo puede disminuir el metabolismo del cuerpo de un medicamento llamado sirolimus (rapamicina) -aprobado para los pacientes trasplantados, y que también puede ayudar a muchas personas con cáncer.
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Los pacientes que tomaron 237 mililitros al día de zumo de pomelo aumentaron sus niveles de sirolimus en un 350 por ciento. Por otro lado, un medicamento llamado ketoconazol, que también ralentiza el metabolismo de fármacos, aumentó los niveles de sirolimus en un 500 por ciento.
"El zumo de pomelo, y los fármacos con un mecanismo similar, pueden aumentar significativamente los niveles sanguíneos de muchas drogas", afirma el director del estudio Ezra Cohen, especialista en cáncer en la Universidad de Chicago, quien agrega que, sin embargo, "hasta ahora este efecto ha sido considerado como un riesgo de sobredosis. Por tanto, en nuestro nuevo estudio, nos dispusimos a probar si el zumo de pomelo puede ser utilizado, de forma controlada, para aumentar la disponibilidad y la eficacia de la rapamicina".
El efecto del zumo de pomelo se debe a su capacidad para inhibir las enzimas del intestino que descomponen el sirolimus, y otras drogas. El efecto comienza a las pocas horas de la ingestión del zumo, y desaparece gradualmente en unos días.
Cohen y sus colaboradores organizaron tres ensayos simultáneos de fase-1 con sirolimus. Los pacientes recibieron sirolimus, sirolimus junto con ketoconazol, o sirolimus con zumo de pomelo. Los sujetos del estudio fueron 138 pacientes con cáncer incurable, para los que no existe un tratamiento efectivo conocido.
Los pacientes del primer grupo comenzaron con dosis muy bajas de sirolimus, pero las cantidades aumentaron según avanzaba el estudio, hasta llegar a los niveles en los que los pacientes obtienen el mayor efecto contra el cáncer, con el mínimo de efectos secundarios. Según los expertos, la dosis óptima para combatir el cáncer fue de unos 90 mg por semana de sirolimus. A dosis superiores, de 45 mg, sin embargo, la droga causó serios problemas gastrointestinales, como náuseas y diarrea.
Las dosis óptimas para los otros dos grupos fueron mucho más bajas. Los pacientes que tomaron sirolimus junto con ketoconazol, necesitaron sólo 16 mg por semana para mantener los mismos niveles de droga en la sangre. Por otro lado, los que tomaron zumo de pomelo, además de sirolimus, necesitaron entre 25 y 35 mg de sirolimus a la semana.
De los pacientes del estudio, un 30 por ciento consiguió que, durante cierto período de tiempo, el cáncer no avanzara. Un paciente en concreto, del grupo del zumo de pomelo, mostró una respuesta parcial significativa en la reducción tumoral, que se prolongó durante más de tres años.
Aunque el ketoconazol produjo un efecto más fuerte de retención del sirolimus, el zumo de pomelo tiene la ventaja de que no es tóxico, y no tiene ningún riesgo de sobredosis. "Por lo tanto," señalan los autores, "tenemos a nuestra disposición un agente que puede incrementar notablemente la biodisponibilidad (en este estudio, aproximadamente un 350%) del sirolimus, y disminuir el gasto en medicamentos de prescripción de muchos agentes metabolizados por las enzimas P450".
Debido a que diferentes personas producen cantidades variables de las enzimas que descomponen el sirolimus, el efecto del zumo de pomelo puede variar, pero las pruebas de los niveles de enzimas pueden predecir cómo responderá un paciente.
Una primera versión del estudio utilizó zumo de pomelo en conserva, generosamente donado por una cadena de supermercados con sede en Chicago. Sin embargo, este producto carecía de ingredientes activos. Así, los investigadores cambiaron a un producto concentrado congelado, que sí fue efectivo, suministrado por el Departamento de Cítricos de Florida.
El estudio al que hacemos referencia es: Cohen EEW, Wu K, Hartford C, et al. Phase I Studies of Sirolimus Alone or in Combination with Pharmacokinetic Modulators in Advanced Cancer Patients. Clinical Cancer Research. Published online August 7, 2012