Hoy os quiero hablar de un tema que puede generar controversias: la leche materna y su uso contra el cáncer.
En mi libro Mis Recetas Anticáncer os cuento que yo, durante mi tratamiento de quimioterapia, tomé leche materna donada por mis amigas alentada por estudios de investigación de una universidad de Lund sobre LM y cáncer. Hay evidencia a nivel de laboratorio de que la leche materna es un prometedor "fármaco" contra el cáncer, pero la experiencia en humanos es muy limitada. A pesar de eso, yo quise probar y mis mamis me dieron leche materna a diario durante el tiempo que duró la quimioterapia. En mi caso, las metástasis desaparecieron y no sé que papel exacto pudo jugar la leche materna en la sanación, pero el caso es que las metástasis se esfumaron.
Con motivo de este hecho que os cuento en mi libro me llamaron desde el periódico El Mundo, alentados por el caso de una mujer de Alicante que con un cáncer de ovario también había obtenido resultados positivos tras tomar leche de una donante.
Os dejo con la entrevista y después podréis leer parte del capítulo del libro en el que se habla de la leche materna en el cáncer y las investigaciones al respecto.
Espero que os guste
Leche para un hijo, leche para el cáncer
9-Febrero-2013. El Mundo
Un día, el cáncer volvió al ovario de Manuela (nombre ficticio). Un día, la doctora granadina Odile Fernández superó la misma enfermedad y lo contó en un libro. Un día Manuela lo leyó y otro día Virginia apareció en su vida para ayudarla con su leche materna. Esta historia se nutre de Odile, vive en Manuela y se amamanta de Virginia. El orden de los factores no altera el producto, todo lo contrario. Lo enriquece.
Sin querer, las tres mujeres iniciaron una cadena de favores con raíces científicas: las de la investigación de la reputada inmunóloga sueca Catharina Svanborg en 1992 sobre las bondades de esta leche en los enfermos de cáncer de las que hoy, en España, Odile es el altavoz. Todas sus conclusiones están avaladas por estudios que ella recoge en su libro 'Mis recetas anticáncer' (editorial Urano). Ya va por la quinta edición.
El equipo científico que lidera Svanborg comprobó cómo vertiendo una gota de leche materna sobre las células tumorales éstas desaparecían. Estaban ante un hallazgo sorprendente que Odile no dejó pasar. Cuando los médicos le rompieron la vida en 2010 con el peor de los diagnósticos -un tumor en el ovario muy agresivo con metástasis en el pulmón, sacro y vagina- puso los pies al borde del precipicio aunque los sacó a tiempo. Se lo pintaron mal pero ella decidió que no se quería morir. No con 32 años. Y se puso a ello. Acababa de tener a su hijo Nacho. Mejor motivo imposible. Y la Odile médico, la Odile mujer y la Odile madre se hicieron grandes ante la enfermedad.
La doctora comenzó a buscar. Quiso ser parte activa de su dolencia y encontró el trabajo de Svanborg, que concluía que la leche materna tiene una sustancia que actúa contra las células cancerígenas, que minoriza los efectos secundarios de la quimioterapia y que fortalece el sistema inmunológico. Ella lo notó y la convirtió en compañera de viaje en cada de sesión de quimio. Odile la incorporó a la revolución cotidiana que acababa de iniciar y que pasaba por poner su vida patas arriba. Y precisamente ahí encontró el orden.
Cambió su alimentación, se fue a vivir al campo, comenzó a meditar y bebió leche materna. El cáncer desapareció. «Lo que me ha pasado es un milagro, pero un milagro muy currado». «Dejé en manos del oncólogo las decisiones médicas e investigué sobre lo que yo podía controlar: la alimentación y los estilos de vida». Bendito momento. Han pasado tres años y ahora tiene otro niño, Iker, de seis meses. Decidió que lo tenía que contar y se puso a escribir. Sus conferencias por todo el país también son muy celebradas. En ellas siempre está el mismo mensaje, como en sus libros. «Confío en todo aquello que ayuda a complementar la Medicina oficial. No hay que olvidar que todavía no hay cura para todos los cánceres. Mi experiencia está basada en estudios científicos y combinar la leche materna con una buena alimentación y otros aspectos, ayuda», explica. Y recuerda: «No hay ninguna fórmula mágica». Sus publicaciones están avaladas por artículos de prestigiosos científicos internacionales recogidos en su libro.
Manuela: 'Cuando la tomo, el cáncer se estabiliza. No sustituye a la quimioterapia pero ayuda a sobrellevarla '
Los ecos de su experiencia llegaron hasta las manos de Manuela. 'Mis recetas anticáncer' es hoy su libro de cabecera. Su lucha con una enfermedad que golpea sus ovarios viene de lejos. Se la detectaron en 2005. La operaron y cuatro años después, recayó. Hubo quimio pero el cáncer regresó. Y así hasta dos veces más. Entonces Manuela encontró a Odile. U Odile encontró a Manuela. Y después apareció Virginia, que para eso es una historia a tres bandas. «Esto ha cambiado mi vida. Encontrar a esta médico ha sido una luz porque explica todo de una manera sencilla y sobre todo muy documentada», detalla. Manuela quiere dejar claro que la leche materna es un complemento a su terapia y que de momento le está funcionando. «No sustituye a la quimioterapia pero ayuda a sobrellevarla y a mí me ha estabilizado la enfermedad», añade. Una madre lactante se ofreció a ayudarla y en ese periodo el dichoso cáncer, dice, se le estabilizó. Pero a mediados del mes de noviembre dejó de amamantar a su hijo. Se acabó la leche para Manuela.
Pasó tres semanas sin ella y entonces el cáncer en su ovario se disparó, tal como explica. «Fui a peor y apareció la metástasis», indica. Vuelta a la quimio y otra vez buscando a una madre que le quisiera regar el cáncer con su leche. Manuela buscó ayuda. Virgina se hizo donante. Desde enero es su madre lactante. Manuela reconoce encontrarse mejor. Todas las noches le lleva un tarrito de la leche que se saca por la mañana y que todavía le da a su hija pequeña Violeta, de 20 meses. Virginia lo vive con naturalidad.
«Manuela me explicó lo que buscaba y al principio me quedé alucinada porque no había leído ni escuchado algo así nunca. Para mí esto no supone ningún esfuerzo. Si le puede servir a alguien para llevarlo mejor, adelante», matiza. Y tiene un mensaje. «Es necesario concienciar y apoyar a las madres a que donen leche materna para promover la creación de más bancos de leche en España y que bebés y personas enfermas puedan acceder a sus beneficios». Odile piensa igual. «La leche materna ayuda a prevenir el cáncer de mama a la madre que da el pecho y previene también linfomas y leucemias futuros a los bebés».
Odile, Manuela y Virginia, tres pilares de una misma historia que ha echado a andar.
LECHE MATERNA Y CÁNCER. Extracto del libro Mis Recetas Anticáncer
La leche materna humana contiene células madre que son capaces de convertirse en cualquier célula[i]: células del hueso, cartílago, grasa, cerebro, hígado y páncreas, lo que podría traducirse en una terapia frente al cáncer.
Además, la leche materna contiene anticuerpos, factor de necrosis tumoral, interleuquinas y células inmunitarias que destruyen a las células tumorales[ii].
De momento hay tres sustancias en la leche materna con probado efecto antitumoral: la lactoferrina, los ácidos grasos poliinsaturados y la alfa-lactoalbúmina.
Desde los años noventa, se sabe que la leche humana in vitro induce a la apoptosis o muerte celular programada de diversas variedades de células cancerosas . Fueron científicos de la Universidad de Lund, Suecia, los que descubrieron un complejo proteínico en la leche humana que mataba selectivamente células tumorales sin dañar las sanas. El estudio fue portada de las mejores revistas científicas y abría un nuevo camino en las terapias contra el cáncer. ¿Puede la ingesta de leche materna ser alternativa al tratamiento del cáncer?
Catharina Svanborg, una reputada inmunóloga de la Universidad de Lund, en Suecia, y su estudiante de posgrado Anders Hakansson, empezaron, a finales de 1992, a experimentar con leche materna, microbios, proteínas y células en una investigación rutinaria para su universidad. Durante el proceso, y de forma casual, observaron cómo las células cancerígenas disminuían en contacto con la leche humana, suicidándose en masa. La doctora Svanborg y su equipo comprobaron cómo vertiendo una gota de leche sobre las células tumorales éstas desaparecían. Estaban ante un hallazgo sorprendente. A partir de ese instante comenzaron a buscar el mecanismo que producía la destrucción de las células y el componente de la leche que lo provocaba.
Catharina formó un equipo de estudiantes de tesinas para investigar más a fondo el papel de la leche materna como quimioterapia natural. Transcurrieron casi tres años hasta que el equipo pudo ofrecer un estudio fiable y científicamente exitoso sobre el mecanismo del suicidio tumoral en presencia de leche materna. En agosto de 1995 identificaron una variante de la alfa-lactoalbúmina materna que inducía el suicidio o apoptosis de células tumorales actuando directamente sobre el núcleo de las células . Al complejo lo llamaron HAMLET (Human Alpha-lactalbumin Made Lethal to Tumor Cells). HAMLET está compuesta por una proteína (alfa-lactoalbúmina) y un ácido graso (ácido oleico) que se encuentra de forma natural en la leche materna, aunque aún no se sabe con exactitud si la sustancia se forma de manera natural en la leche o puede formarse en el ambiente ácido del estómago de los bebés . La alfa-lactolabumina si no se asocia con ácido oleico no tiene capacidad para inducir la muerte de las células tumorales , .
HAMLET no se ha aislado en ninguna otra leche de animal, parece que esta sustancia es exclusiva de la leche humana.
En el laboratorio, cuando la doctora Svanborg y su equipo ponían en contacto HAMLET con células de leucemia, el 50% de las células morían en sólo seis horas . Los experimentos de laboratorio han demostrado que HAMLET mata a sesenta tipos diferentes de líneas celulares tumorales; lo mejor es que sólo mata las células tumorales, al contrario que la quimioterapia, que arrasa con todo, células malas y buenas.
Todas las células tumorales (gliomas, incluidos los adenocarcinomas de pulmón; mama; tracto gastrointestinal; vías urinarias y próstata; fibrosarcomas y leucemias linfoides y mieloides) con las que se ha probado HAMLET son sensibles a su efecto devastador, mientras que todas las células sanas se muestran resistentes a la actividad de inducción de apoptosis de HAMLET. Cuando HAMLET se inyecta a un ratón de laboratorio con cáncer éste se une a las células sanas y tumorales pero sólo penetra en el núcleo de las tumorales.
Cuando se dio a conocer este descubrimiento en cierto sectores prolactancia la noticia causó euforia, pero en otros ambientes científicos creó mucha polémica. La comunidad científica no daba crédito mundial a un pequeño grupo universitario de investigación primaria. Sólo el poder empírico del estudio y los numerosos artículos publicados por prestigiosas revistas médicas acabaron por convencer a los reputadísimos pero escépticos oncólogos e investigadores reacios al descubrimiento. Uno de ellos fue el vicepresidente de la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (SEC), John Stevens, quien tras conocer la noticia viajó a Suecia.
Stevens comprobó que Catharina Svanborg y su equipo eran científicos únicos y entregados a su trabajo. Su descubrimiento era fascinante y decidieron concederles una ayuda para que siguieran investigando. Una subvención de doscientos millones de dólares convirtió al Laboratorio de Svanborg en el único, fuera de los Estados Unidos, en contar con el respaldo de la SEC.
HAMLET es increíble. En estudios con ratas había demostrado ser capaz de eliminar tumores tan agresivos como el glioblastoma . También se había probado la eficacia de HAMLET como uso tópico sobre lesiones derivadas del papiloma humano .
Hasta el 2007 HAMLET sólo había sido probada en laboratorio, y aunque los resultados eran espectaculares, la reacción de las células cancerosas en el laboratorio no indica necesariamente la misma respuesta en los tumores humanos. La única forma de saber si HAMLET es efectiva en humanos es probarlo. En el 2007 Anki Mossberg, junto con Bjorn Wullt, realizaron un estudio en nueve pacientes con carcinoma transicional de vejiga. Inocularon HAMLET en la vejiga de los pacientes (cinco instilaciones diarias) en la semana anterior a someterlos a cirugía para tratar su tumor y se evaluó la cantidad de células tumorales eliminadas por la orina y la morfología del tumor por la fotografía endoscópica, así como la apoptosis inducida en el tejido de la biopsia tras la cirugía. En seis de los nueve pacientes se observaron células tumorales suicidadas en la orina, y en ocho de nueve pacientes el tamaño del tumor disminuyó y el fenómeno de apoptosis se detectó en el tejido tumoral, pero no en el tejido sano adyacente, lo que indica que HAMLET actúa de forma específica sobre las células tumorales .
¿Hay esperanzas de que HAMLET pueda llegar a convertirse en un medicamento para el tratamiento del cáncer en el futuro o no interesa por lo barato que resulta?
Sin estudios oficiales que corroboren la eficacia de HAMLET en humanos, salvo el estudio con pacientes con cáncer de vejiga, muchos particulares se han sometido a la automedicación láctea con resultados sorprendentes.
Howard Cohen es un físico-teórico americano a quien en 1999 diagnosticaron cáncer de próstata. Tras la terrible noticia decidió iniciar una dieta basada en leche humana una vez encontró y estudió el trabajo de Catharina Svanborg. Después de cuatro años de autotratamiento ha conseguido mantener a raya el PSA (marcador tumoral del cáncer de próstata) sin someterse a quimioterapia. Gracias a que su mujer se encontraba en fase de lactancia al principio de su tratamiento pudo mantener una cadencia de tomas muy generosa: un pequeño biberón diario. Con el destete y la dificultad para hacerse con un suministro estable de leche pasó a un consumo bastante más moderado.
Otro caso muy similar es el de otro médico, el doctor Donn Bauer. Bauer padecía cáncer de garganta y estaba casi desahuciado por la medicina oficial cuando inició un tratamiento con leche materna alentado por un colega médico, el doctor June Meymand, especialista en nutrición y dueño de una clínica privada en Dallas donde, de forma habitual, se suplementa el tratamiento de los pacientes de cáncer con leche materna procedente de un banco de leche de la ciudad. Donn se curó y dijo adiós para siempre al cáncer.
La utilización de leche materna en el tratamiento del cáncer no es un mero hecho anecdótico, hay más pacientes de lo que la sociedad se imagina que toman leche materna para tratar el cáncer, y ya hay estudios en los que se evalúa su ingesta oral durante el cáncer. En el 2009 se publicó un estudio en el que se evaluaba cómo la ingesta de leche materna influye sobre la calidad de vida de las personas con cáncer. La terapia de la leche humana mejoró la calidad de vida de todos los enfermos tanto en el ámbito físico, psicológico y espiritual, y les ayudó a complementar los tratamientos médicos convencionales de forma exitosa y sin apenas efectos secundarios. Todos los pacientes tras notar el efecto positivo de la leche sobre sus síntomas continuaron tomando la leche materna a pesar del costo, el sabor y el desaliento de la comunidad médica convencional. Este estudio es alentador para las personas que deciden probar con la terapia de la leche materna, a pesar de la incredulidad de oncólogos y familiares.
La leche materna puede evitar la inmunosupresión causada por la quimio al ser rica en anticuerpos, macrófagos, linfocitos, neutrófilos, bifidobacterias y células madre . El calostro es especialmente rico en sustancias estimuladoras del sistema inmune . Recientemente en la leche se ha descubierto el factor inhibidor de la leucemia (LIF) , que como su nombre indica, la previene. Estoy segura de que cada día se irán descubriendo sustancias antitumorales nuevas en este increíble líquido gestado por las madres con tanto amor. Porque algo que se crea con amor tiene que ser maravilloso y la leche materna lo es.
El problema de una posible estandarización del tratamiento mediante la ingesta de leche (a falta de la síntesis de HAMLET) es la falta de leche materna disponible en los bancos de leche. Si se generalizase el uso de leche materna para los pacientes de cáncer, los bancos de leche se quedarían sin reservas y los bebés prematuros podrían quedarse sin la oportunidad de tomar leche materna, la cual es crucial para sus posibilidades de sobrevivir y crecer sanos. Habría un problema de prioridades: ¿quién merece recibir leche humana, un prematuro o un enfermo terminal de cáncer? En los bancos de leche el problema es la falta de donantes. Estoy segura de que con el tiempo se les pagará a las madres grandes cantidades por ceder su leche tal y como se hace en Estados Unidos.
A través de la leche se transmiten muchos virus y bacterias (hepatitis, sida…) por lo que la leche consumida deber ser analizada y pasteurizada, no vale cualquier leche.
Si se invirtiese más dinero en investigación y fuera del interés de las multinacionales farmacéuticas se podrían establecer pautas efectivas de tratamiento oral con leche materna. ¿Cuánta leche debe tomar una persona con cáncer para notar los efectos? ¿Es segura la ingesta de leche materna? Espero y deseo que en pocos años tengamos respuestas a estas preguntas.
BIBLIOGRAFIA
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