Seguimos con nuestro viaje a Tailandia con niños. Tras visitar las tribus de la montañas nos dirigimos al Triángulo del Oro.
Día 9 Triángulo del Oro.
El Triangulo de Oro recibe este nombre porque abarca la frontera entre Tailandia, Laos y Birmania y antiguamente se dedicaban en esta zona al tráfico de Opio. En esta zona se cultivaba la planta del opio de manera masiva hace 40 años coincidiendo con la época de máximo consumo de heroina en Estados Unidos y Europa. Parece que las mafias de la droga camparon a sus anchas en esta zona e hicieron grandes fortunas. El gobierno ha querido lavar la imagen de la droga en Tailandia y gracias a programas de "reconversión" implantados por la realeza tailandesa los campos de opio han pasado a ser campos de frutas, té y hortalizas. Instauraron penas muy importantes a quien traficase con droga con el objetivo de atraer al turismo a la zona, penas que persisten en la actualidad, asi que cuidado con la comprar, vender o consumir droga en este país.
Lo más llamativo de la zona es el paisaje. Aquí el imponente Rio Mekong (el 8º más grande del mundo) se une al río Ruak y forma la frontera natural entre los tres países. Si das un paseo en barca puedes decir que has estado en los tres países.
El río Mekong es grandioso. ¡¡Impresiona!! Cuando nosotros fuimos era época de crecida, el color del río es marrón, parece barro, imposible ver el fondo... ups, a mí me dio un poco de "yuyu".
Desde el mirador tienes impresionantes vistas del río y puedes visitar un templo que fue arrasado años atrás por los birmanos
Hicimos una ruta en barco (no olvides el pasaporte, sino no podrás bajar en Laos) para ver los paisajes y las grandes diferencias entre los tres países.
En Laos cruzamos la frontera y visitamos un pequeño mercadillo donde los chinos se volvían locos comprando imitaciones, pero realmente no merecía la pena lo que allí vendían. Nacho estaba feliz porque en su mapa del mundo viajero iba a poder tachar un nuevo país.
En Laos |
Desde el barco se pueden ver los imponentes casinos camboyanos donde los chinos y europeos se dejan la pasta. En Tailandia los juegos de azar no están permitidos.
El viaje en barco está bien, aunque la zona se ha convertido en un gran reclamo turístico. Me gustó más nuestra siguiente parada.... una plantación de té. Soy fan del té y del café , por sus propiedades medicinales y su intenso sabor. El café lo pude ver por primera vez en Colombia cuando viajamos al eje cafetero, pero el té nunca lo había visto, salvo en los documentales, y me apetecía mucho ver como lo cultivaban y ver de cerca la hoja.
Me quedé prendada con los campos de té... en la época en la que visitamos la zona, el color de estos pequeños arbustos era de un verde brillante. Un paisaje idílico
Tanto los niños como yo nos dejamos cautivar por semejante belleza y Nacho no paraba de saltar y bailar ... y es que es un paisaje una belleza singular.
La finca que visitamos nosotros se llamaba Choui Fong y en ella pudimos disfrutar de una tarta de té matcha (sí, ya lo sé, seguro que tenía azucar, pero un día es un día) y un rico frappé de leche de soja con matcha
Cuando entramos a la tienda donde vendían el té que ellos mismos cultivaban me llamó la atención ver el té MATCHA a un precio super económico, 100g =150 baths (3,8 euros aproximadamente), en España el precio es variable, pero de los 15 euros por 100g no baja, pero lo habitual es pagar unos 25-30 euros si es de calidad. Parece que en camino más de uno se enriquece...
El té (Camellia sinensis) es un aliado frente al cáncer. Es un arbusto o árbol pequeño (1-9 m) perenne que posee una fuerte raíz principal; el árbol normalmente se recorta para que no sobrepase los 2 m cuando se cultiva por sus hojas para elaborar té.
La recolección del té se lleva a cabo en distintas fases, con extremo cuidado y habitualmente por mujeres. Sólo se recolectan los brotes más jóvenes de la planta de la parte superior de la misma, que son de un color verde claro, muy brillante. Cada 15- 20 días la planta da nuevos brotes.
Las recogen de forma manual para elegir únicamente los más aptos para un resultado final excelente. La profesión se transmite de madres a hijas.
Me recuerda a la imagen de los aceituneros andaluces, pero aquí solo hay mujeres |
Cada día las mujeres recolectan unos 30kg de hojas verdes que cargan a sus espaldas y luego se convertirán tras el procesado en alrededor de 7kg u 8kg de hoja de té lista para ser infusionada.
Nacho recolector |
Del té a las mujeres jirafa....
Visitamos la tribu de las mujeres jirafa o Longneck
Pensé mucho si hacer esta visita o no.... por un lado me llamaba poderosamente la atención conocerlas después de haber visto lucir en sus cuellos esos largos anillos tantas veces en los documentales de NatGeo, pero por otro lado me parecía un forma de perpetuar una tradición que a los europeos nos puede parecer absurda e incluso denigrante. Se lo comenté a nuestra guía, y tal como ella lo veía me convenció para hacer la visita.
Donde viven estas mujeres se denomina "Ban Huay Pan Rai", una aldea rodeada de una extensa vegetación poblada por refugiados Birmanos, “apátridas”, exiliados de su país al ser perseguidos por el régimen político. No poseen pasaporte ni derechos como ciudadanos, no tienen derecho a educación, sanidad ni trabajo, aunque se les permite ocupar y trabajar la tierra. Forman parte del grupo étnico denominado Kayan, Karen o Karenni.
Tradicionalmente las mujeres que llevaban los anillos o aros en su cuello eran las nacidas en miércoles de luna llena. Aunque hay muchas leyendas entorno al motivo por el que colocan estos aros en su cuello se cree que es estético, para que resulten más atractivas y es un signo de ostentación. Estas mujeres son guapísimas, sin necesidad de anillos.
Los anillos (de latón) en el cuello se van incrementando uno por año desde los 5 a los 12 años de edad. A partir de ahí le añaden la mayor cantidad de anillos que su cuello admita, parece que el récord es 27 collares, que pesan unos 8 kilos. Los anillos nunca se los quitan, duermen, se bañan, trabajan y hacen toda su vida con ellos. Los collares no alargan el cuello, lo que hacen es hundir la clavícula.
¡¡¡Record de anillos: 27!!! |
También colocan estos anillos en las rodillas. Y tuvimos la suerte de poder ver como colocaban uno de estos artilugios
No todas las mujeres de la tribu llevan estos anillos, algunas deciden no ponerlos y ganar dinero con la agricultura y otras en vez de anillos en el cuello, ponen grandes pendientes en sus orejas.
Para entrar en el pueblo pagas una entrada y ese dinero luego lo reparten entre ellas, además obtienen dinero derivado de la venta de artesanía que ellas misma confeccionan. Cuando nosotros fuimos éramos los únicos visitantes y es que el turismo en esta zona confluye de noviembre a febrero principalmente. El resto del año viven de la agricultura y ganadería, pues otros trabajos les son negados. Si enferman, tienen que pagar los gastos médicos, si quieren estudiar no tienen derecho a la educación pública. Si se quitasen los anillos nadie las visitaría y sin derechos no serían más que refugiados en lamentables condiciones y quizás víctimas de otros abusos y violaciones como pasa en otros campos de refugiados. A pesar del turismo sus casas son muy, muy humildes, mucho más que las tribus de las montañas que habíamos visitado. Estas tribus eran tailandesas de derecho y las diferencias era abismales.
Obligadas a sonreír, en ocasiones se notaba el hastío que les genera tener que poner buena cara para poder subsistir. ¿Explotación? ¿Circo humano? ¿Superviviencia?
Visitamos también la escuelita para conocer como era... y como veis era muy humilde. Un gato dormía tranquilamente en la esterilla.
Puede sentir "parcialmente" el peso de estos anillos en mi propio cuerpo
Y de la tribu jirafa viajamos a Chiang Mai donde nos dimos un relajante baño en la piscina del hotel. En esta ocasión elegimos el Bodhi Serene, un hotel céntrico, tranquilo y con mucho encanto.